miércoles, 20 de marzo de 2013

Balance de un año del Cholo


Con la tranquilidad del parón liguero es buen momento para echar la vista atrás y hacer balance de lo que llevamos de temporada. Hay quien critica la falta de juego del equipo, pero lo cierto es que los dos objetivos marcados por Simeone al inicio de temporada parecen estar cumplidos con creces. La final de Copa es un hecho y la clasificación para la Champions League, pese a no estar matemáticamente conseguida, es una posibilidad más que cierta.

Que levante la mano el que no hubiera firmado con los ojos cerrados al principio de temporada tener 60 puntos en liga tras 28 partidos. Pocos equipos en Europa tienen estos números y, de no ser por la primera vuelta firmada por el Barcelona, el Atlético estaría en condiciones de disputar el campeonato a los dos grandes en una obvia desigualdad de condiciones. 

No nos engañemos. El mal endémico de la liga española sigue siendo el desigual reparto televisivo, diseñado para que dos se beneficien a costa de los demás y consentido incomprensiblemente por el resto. Mientras esto no se modifique, nadie podrá competir con Real Madrid y Barcelona. De hecho, en las últimas temporadas nadie ha estado tan cerca de los dos de arriba como lo está este año el Atlético ni es previsible que nadie lo vuelva a estar en un futuro salvo cambio en los porcentajes de reparto de estos derechos.
Si nos preguntamos de quién es el mérito de los números del Atleti esta temporada, la respuesta nos viene a todos a la mente de forma inmediata. Al menos yo tengo claro que el Cholo es el culpable de este cambio. El espíritu cholista se ha adueñado de un equipo que hace poco más de un año deambulaba por la primera división española y ha permitido que todos los hinchas rojiblancos hayamos cambiado nuestra perspectiva y nuestras expectativas. Con los paréntesis del año del doblete, y de la primera Europa League, nunca el Atlético había llegado tan alto desde que Gil y Cerezo se apropiaran del histórico club de fútbol  y lo convirtieran en la sociedad de mercadeo de jugadores que ahora es. Los que hemos conocido otras épocas, estamos orgullosos de ver cómo el Atlético de Madrid vuelve a ser conocido y respetado en Europa y en la liga española. Y toda esta transformación tiene nombre y apellidos. Se irán jugadores y vendrán otros, el dúo comisión seguirá llenándose los bolsillos a costa de descapitalizar el equipo, veremos la peineta construida o no, pero lo que para los aficionados del Atlético es irrenunciable es que el equipo conserve este espíritu que había perdido y que acaba de recuperar gracias a uno de los dos mejores entrenadores que han pasado por esta casa, junto con el gran Luis Aragonés.

Desconozco cómo terminará la temporada. La final de copa, en la que el Madrid parte como favorito, no está ni mucho menos perdida. El presupuesto juega en contra, la historia reciente está en contra, las estadísticas no dan probabilidades a los colchoneros, el campo es el del rival, pero nadie prepara las finales como el Cholo y un equipo con este espíritu es capaz de plantar cara a cualquier equipo del mundo en su propio estadio y desafiando a todos los dioses. 

En liga tengo la seguridad de que acabaremos en el podio pero también tengo la esperanza de poder terminar por encima de los blancos. Lo que no me planteo es poder dar caza al Barcelona, ya que sus números son de escándalo y un desfallecimiento es más que improbable. Dicho lo cual, y otorgándole al Barsa más de un 80% de probabilidades de alzarse con la liga, creo que tanto el Real Madrid como el Atlético aún conservan alguna opción. Lógicamente, la probabilidad va disminuyendo partido a partido cada vez que los culés consiguen una nueva victoria pero en liga la lucha es larga y hasta que matemáticamente no esté decidida, no se puede renunciar a ella.

De cara a la próxima temporada no me cabe ninguna duda de que hay que reforzar el equipo. La plantilla actual es muy corta, el banquillo es muy escaso y si contamos sólo a los que están teniendo minutos, todo lo relatado se está haciendo con solo 16 jugadores. Es imposible plantear una temporada pensando en jugar tres competiciones con esta exigua plantilla. Se necesita  dar más minutos a la cantera y reforzar muchos puestos hoy sin recambio de garantía, y hay que empezar a trabajar ya en ello no con pre-acuerdos sino con fichajes en firme. Cholo ha pedido que vuelva Diego o que se fiche a alguien de sus características, se necesita renovar a todos los jugadores que vayan a terminar contrato y, asunto Falcao aparte, es imprescindible tener un portero que garantice la seguridad que hoy aporta Courtoise. Mucho se me antoja para una directiva que, con la excusa de la deuda y el objetivo de llenarse los bolsillos no dudará en vender a Falcao, Costa, Godín o cualquier jugador por el que pueda obtener un suculento beneficio.

Los pilares sobre los que se sustentará el proyecto de la temporada 2013-2014 son, como cada año, inciertos, y la incertidumbre durará hasta el último minuto del periodo de fichajes. Es el sino de los atléticos mientras sigamos en estas manos…

sábado, 2 de marzo de 2013

Una nueva final

Nuestro Atlético, ese que este año nos está haciendo recuperar, de la mano del Cholo, la ilusión perdida durante tiempo, ese que ahora luchay muere en el campo sin dar un balón por perdido, ese que ha pasado del victimismo del 'pupas' al convencimiento de que es capaz de cualquier cosa, se ha clasificado para una nueva final. 
Más allá del esfuerzo de los jugadores, que está siendo innegable, más allá de la calidad de la plantilla que, aunque corta, está bastante bien compensada, más allá del incondicional apoyo de una afición que siempre fue fiel a sus colores, el responsable de este cambio tiene nombre y apellidos. Diego Pablo "El Cholo" Simeone ha sido capaz de obrar el milagro de sacar de la mediocridad a este equipo. No son los resultados, que ya habían llegado con anterioridad, sino la forma de juego. Este equipo ahora muerde, ahora se siente capaz de plantar batalla a cualquier equipo del mundo. Sabe a lo que juega, y lo hace bien. Sabe cuáles son sus armas y las utiliza a la perfección. No sólo presume de haber sido un grande sino que demuestra día a día que lo sigue siendo y además contagia al público. La afición se siente más apegada que nunca al equipo. Me tendría que remontar muy muy atrás en el tiempo para recordar haber sentido con el Atleti lo que siento ahora. Desde la época de Calderon, con Luis Aragonés en el banquillo, no sentía la misma emoción cada vez que juega el Atlético.
Lo del miércoles en Sevilla no pasará a los anales de la historia como un gran partido, no será recordado como una gesta del equipo, pero es la culminación a una trayectoria, el cumplimiento del un bojetivo ambicioso. Al comenzar la temporada Cholo marcaba como objetivo clasificarse para la Champions, es decir, quedar entre los cuatro primeros de la liga española, y alcanzar la final del a Copa del Rey. Objetivos cumplidos. La liga no ha terminado pero el tercer puesto es prácticamente seguro y en la final de Copa espera el eterno rival.
No voy a realizar esta vez una crónica elogiando las virtudes del equipo ya que éstas se elogian solas con el resultado, con la lucha, con el gran partido de Arda, Tiago, Gabi y compañía, con la genialidad demostrada por Diego Costa y con la efectividad infalible de Falcao.
No voy a criticar tampoco a un equipo sevillista marrullero y violento que cuenta en sus filas con un delincuente habitual de los estadios, como Medel que, tras romper el brazo a Tiago agredió a varios jugadores atléticos hasta terminar expulsado demostrando su calaña en el camino a los vestuarios. El Sevilla es la suma de un gran jugador, Navas, más algunos pocos salvables y una orda de bárbaros que completa el once.
Lo único que quiero remarcar tras este partido es el orgullo que me hace sentir el equipo últimamente. Las pancartas que se despliegan en el Calderón, lejos de lo que muestran en otros estadios, rezan lemas como, por ejemplo, "La gloria se consigue luchando". Clara identificación de la afición con el espíritu cholista del equipo.
Tras este partido queda la final, en mayo, y la liga. Una liga en la que el Atlético sigue segundo y en la que este domingo se libra una batalla crucial. El partido en Málaga en la misma jornada en la que se enfrentan un Real Madrid que nos persigue a 4 puntos y un Barcelona que sigue por delante a 12 puntos de distancia, marcará, sin dudas, las aspiraciones del Atlético en liga. Si el Barcelona gana y el Atlético no lo hace, la liga estará sentenciada. Si el Atlético gana y el Barcelona no lo hace, la liga a 9 ó 10 puntos es aún viable, aunque difícil. Nos encontramos, pues, ante la jornada definitiva para saber si el Atlético mantiene aún alguna esperanza de luchar por la liga o si, por contra, el máximo que podrá alcanzar es el segundo puesto. 
Pase lo que pase nadie se sentirá defraudado. Cualquiera habríamos firmado al principio de la temporada estar en esta situación y todos seguiremos felices y apoyando a nuestro equipo. No hay nada que perder. Pero sin embargo, si hay mucho que ganar. La inyección de moral del pase a la final de Copa puede motivar mucho al equipo y, si la distancia con el Barcelona se reduce a 9 ó 10 puntos, nuestro Atlético seguirá plantando batalla a la espera de un tropiezo del Barcelona y de los partidos contra Real Madrid y Barsa en el Calderón.
La solución, el domingo.

viernes, 1 de marzo de 2013

-DIEGO COSTA: ESE BENDITO ESTADO DE ANIMO-

“Señor Costa: la próxima vez guárdese los sonidos de mono”. Estas palabras, twiteadas esta misma mañana por Kondogbia, y que siguen a las pronunciadas por Perquis hace dos semanas, tras la Ida de semifinales de Copa en el Calderón: “Costa es el jugador que siempre querría tener en mi equipo. Nunca en el contrario” marcan la pauta de lo que es, hoy por hoy, Diego Costa. De lo que representa. Como futbolista, sus progresos han sido incuestionables. Poco queda de aquel presunto jugador que pedía a los fotógrafos de As y Marca que no le sacasen la barriga en las entrevistas, o que decidió perder el móvil en Brasil e incorporarse a la pretemporada unos días más tarde que el resto del plantel. Hoy, algo más maduro y padre de familia, se ha convertido en pieza básica en el once del Cholo. Pero no perdamos la perspectiva. Costa no es un crack con el balón. Es un crack en sí mismo. Rápido en carrera, fino trazador de diagonales letales, luchador incansable, mosca cojonera en estado puro, su verdadero valor reside en lo que transmite. Al grupo, a la grada y al contrario. Si analizamos sus virtudes con el esférico, seguramente haya tres mejores en la plantilla que él. O quizá cuatro. O cinco. Y si a eso añadimos el hecho de que cara a puerta es bastante fallón -a pesar de que de vez en cuando nos obsequia con goles como el 0-1 en Sevilla- y que en el uno contra uno suele trastabillarse más que irse del contrario, quizá haría a más de uno replantearse todo el bombo que está recibiendo. Craso error, porque insisto, con él eso es lo de menos. El valor real de Costa es que no es un jugador de fútbol. Es un estado de ánimo. Un bendito estado de ánimo.