viernes, 11 de mayo de 2012

Atlético 3 - Athletic 0

Llegó el momento. Llegó el partido más importante de la temporada para el Atlético, el que marca la diferencia entre una temporada sólo aceptable o un año para el recuerdo. Y llegó con el equipo con un cansancio acumulado pero muy rodado y con unas ganas innegables de darlo todo en el terreno de juego. La final de la Europa League se celebra este año en un lugar recóndito de Europa con unas infraestructuras bastante deficientes, Bucarest. Y como hace dos años, el Atlético de Madrid, Viajes El Corte Inglés o ambos, hace caja a cuenta de los de siempre, los aficionados del Atlético, poniendo unos vuelos chárter con un precio desorbitado, muy por encima de los vuelos low cost normales a Rumanía. Gran negocio para algunos, gran esfuerzo para unos miles. Y de nuevo la UEFA la caga solemnemente repartiendo a cada uno de los equipos un 20% de las localidades y reservándose para sí el 60% de ellas. Una pena, un escándalo más del ínclito Platiní.

Las aficiones se rascan el bolsillo, deciden pasárselo bien y, en medio del caos de Bucarest dan un ejemplo a toda Europa de deportividad y de hermandad entre dos aficiones a las que unen muchas cosas: La historia, la humildad, el ánimo incansable a sus equipos, el amor a sus colores. Dos de las mejores aficiones del mundo y seguramente las dos mejores de España a las que sólo separa eso precisamente, el hecho de pertenecer a España, la politización del deporte que iniciara el Barcelona y se ha extendido a Bilbao y algunos otros puntos de la geografía española. Pero esas diferencias se deciden dirimir exclusivamente en el campo de fútbol con algunos cánticos en euskera que son contestados con un ‘Que viva España’ de los madrileños. Nada más lejos de un insulto que cantar esto. Si a alguno le sienta mal, que se lo haga mirar.

Los dos equipos rojiblancos llegan con todo mérito a esta final haciendo en ambos casos una gran competición. Los dos merecen ganar, pero sólo uno puede llevarse a casa la ansiada copa continental. Y ambas aficiones ponen un colorido espectacular y sus respectivas bandas sinfónicas a una ciudad que se vuelca en la organización y que supera ampliamente en mérito, ganas y buena organización a Hamburgo. Anecdótica la cara de haba de los policías a los que les preguntabas cuál era tu zona o por donde se accedía a las entradas de tu equipo en el campo. Todos miraban con cara de alucinados a unos españoles que les preguntaban en inglés, vestidos de rojiblancos, se fijaban en las banderas y se veían incapaces de diferenciar a unos de otros.

En los preámbulos del partido y en las discusiones habituales sobre lo meramente deportivo, les comenté a mis amigos donde creía que iba a estar la diferencia. Todo el juego del Atleti iba a depender no de la pareja de centrales, ni de Diego y Arda, ni siquiera de Adrián y Falcao, sino de otra pareja: Mario y Gabi. Si ellos estaban bien, Diego y Arda se podían dedicar a lo suyo sin preocuparse demasiado de defender para que a Adrián y Falcao les llegaran los balones que necesitaban para marcar la diferencia. Si ellos estaban bien, Godín y Miranda llegarían con ventaja ante los atacantes bilbaínos a los que no les llegarían balones claros. Por el contrario, si ellos no estaban finos, todo el resto del equipo pasaría apuros. Y tanto Mario como Gabi no es que estuvieran bien, es que hicieron ambos el mejor partido de la temporada. Ahogaron el juego del Athletic y sacaron el balón jugado con ventaja para los medio centros atacantes. Sinceramente, creo que ahí estuvo la clave del partido.

El Athletic buscó controlar el juego pero no pudo en ningún momento acercarse con claridad al área del Atlético. Sólo Muniaín inquietó un poco a la pareja Gabi-Mario superándoles en algunas ocasiones. El partido fue un monólogo de recuperaciones de balón del Atlético en el centro del campo, de asfixia al contrario con una presión desesperante y de llegadas con sensación de peligro al área del rival. Tardó poco en llegar el primer gol. Primera jugada de peligro del Atlético, jugada de Falcao a la altura de muy pocos y remate a la mismísima escuadra de auténtico crack. En menos de diez minutos, el Atlético tomaba ventaja y silenciaba a la otra mitad rojiblanca del estadio, muy bulliciosa hasta ese momento. Sigue el control del atlético con el mismo guión. Recuperación en la presión, jugada por el lateral, balón que llega al área a Falcao que se revuelve en una baldosa y vuelve a marcar. Dos de dos. En la segunda llegada con peligro, llega el 2-0. El Atheltic intenta responder y llega en un par de ocasiones que, bien defendidas por los centrales, terminan en remates difíciles que no llegan a convertirse en el gol que habría metido al Athletic en el partido.

En la segunda parte, dos cambios en el descanso y otro a los pocos minutos con los que Bielsa intenta revolucionar el partido, que pase algo en un partido que ve hasta ese momento prácticamente muerto. Pero el Atlético no se sale del guión: Presión, recuperación de balones, buena defensa y salidas a la contra intentando matar un partido que poco a poco se va viendo cada vez más claro. La defensa, bien organizada, permite pocas llegadas del Athletic y Courtois hace el resto en las dos o tres ocasiones en que llegaron a portería que el portero finaliza con grandes paradas que dan aún más confianza a la defensa. En una contra Flaco se encuentra con el palo en lo que podía haber sido el tercero, Arda intenta una vaselina imposible malogrando una clara oportunidad, pero el equipo sigue sin descomponerse por las ocasiones falladas. Sigue buscando su oportunidad de matar el partido y esta finalmente llega en una jugada de Diego que culmina con un remate cruzado para convertir el 3-0 definitivo. Fiesta en la grada, fiesta en el campo, fiesta en el banquillo, desolación en la hinchada bilbaína.

Ejemplar el comportamiento de los dos equipos brindando un partido luchado pero absolutamente limpio. Ejemplar el comportamiento de las dos hinchadas animando cada uno a los suyos y aplaudiendo cada una al contrario en la entrega de trofeos. Pasillo del Atlético al subcampeón al terminar el partido. Los jugadores del Athletic que permanecen sobre el campo y aplauden al campeón al recoger la copa. Todo un ejemplo de deportividad. Toda una lección de cómo deben comportarse dos equipos en el banquillo, en las declaraciones, las aficiones antes, durante y después del partido, los jugadores… En la ilusión y en la desilusión, en la victoria y en la derrota. Ejemplo a seguir, sin duda. Dos equipos señoriales, dos entrenadores señores, dos aficiones de sobresaliente.
  • Courtois (5): Segurísimo en todo momento y realizando paradas de gran mérito. 
  • Juanfran (4): Gran partido del lateral. Llamando una vez más a las puertas de la selección. 
  • Godín (5): Un valladar defensivo que se impuso en todo momento al difícil Llorente. 
  • Miranda (4): Gran partido también de Miranda, que no perdió su posición en ningún momento. 
  • Filipe (4): Muy buen partido en defensa y sumándose al ataque de Filipe. En ascenso. 
  • Mario (5): El mejor partido que le he visto a Suárez en toda su carrera. Perfecto en la presión, recuperando balones, ayudando en defensa y cooperando en la salida del balón y en la creación de juego. El Mario que todos esperábamos ver desde el año pasado. Muchos nos frotábamos los ojos viéndole jugar. 
  • Gabi (5): Como en el caso de Mario, perfecto en su misión. Insuperable en defensa y generando juego desde atrás. También creo que su mejor partido de la temporada. 
  • Diego (4): Buen partido de Diego que pudo dedicarse a complicarle la vida al contrario, al estar muy bien respaldado por la pareja de medio centros. 
  • Arda (3): Buen partido en líneas generales aunque falló un gol que parecía cantado al intentar una vaselina que sólo él imaginó pero que no supo ejecutar. 
  • Adrián (3): Luchó, dejó muestras de calidad y tuvo ocupada a la defensa con sus desmarques durante todo el partido, si bien no fue tan desequilibrante como en otras ocasiones. 
  • Falcao (5): Si algo diferencia a los mejores jugadores de los simplemente buenos es que los primeros sacan a relucir su talento en los partidos importantes. Ayer Falcao demostró su valía y lo hizo a lo grande, con dos goles de gran mérito y de ejecución perfecta. Sólo un palo evitó el hat trick. 
  • Salvio (3): Salió en el último tramo del partido y no tuvo tiempo de hacer nada de mérito. 
  • Koke (-): Sin tiempo para verle. 
  • Domínguez (-): Jugó apenas dos minutos. 
En resumen, partido casi perfecto del Atlético que dejó sin opciones al Athletic y que hizo que el contrario pareciera un equipo fácil de batir, y a fe mía que no lo es ni de lejos. Ayer el Atlético simplemente fue mejor y evitó que el Athletic pudiera desplegar su juego y exhibir las armas que le han llevado hasta la final. Todo el equipo hizo el trabajo. Falcao marcó la diferencia.

En una liga bipolar y en un país vendido a los dos grandes, balón de oxígeno en forma de segundo título continental en tres temporadas de otro equipo también de Madrid y que, pese a quien pese, también es grande. No gigante, pero grande sí.

Hijo mío. Por esto somos del Atleti.

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