jueves, 12 de abril de 2012

At.Madrid 1 - R.Madrid 4

Yo no creo en los gafes ni en las maldiciones, tampoco se puede prolongar una mala racha durante más de doce años ni justificar con excusas lo injustificable. Cuando un equipo lleva más de doce años sin vencer a su antes eterno rival, lo que ocurre en la rivera del Manzanares no puede achacarse a la mala suerte ni buscar fantasmas donde no los hay. El problema es un mal endémico, una distancia abismal entre el Real Madrid y el Atlético que antes no existía. Y ese mal del Atlético tiene nombre y apellidos: MIGUEL ANGEL GIL MARÍN.

Este personaje ha reducido lo que era un club de fútbol competitivo en un negociete familiar de andar por casa vendiendo humo constantemente a los aficionados atléticos. El equipo que tiene el Atlético de Madrid no está a la altura de los grandes ni lo estará nunca mientras este personaje siga dirigiéndolo. Esa es la pura y la única verdad. El Real Madrid cuenta en la actualidad, como el Barcelona, con un supercrack que está entre los tres mejores del mundo. Nosotros también teníamos uno y lo vendimos. Los jugadores que marcan de verdad la diferencia entre un equipo de élite y los demás se cuentan con los dedos de una mano. Si tienes uno y lo vendes para hacer caja, no lo puedes remplazar a no ser que cuentes con un presupuesto también de élite. Ese es el caso de Real Madrid y Barcelona, pero no del Atlético. Del resto de jugadores, el Real Madrid tiene al menos seis u ocho campeones del mundo o referencia en sus selecciones: Casillas, Arbeloa, Sergio Ramos, Xabi Alonso, Ozil, Di María, Benzemá, Marcelo, … El Atlético, siendo muy benévolos, tiene cuatro jugadores que pueden compararse a alguno de estos, Falcao y Diego y, a algo de distancia, Arda y Tiago. El Atlético también tiene una joven promesa de calidad, Adrián. El resto de jugadores son del montón. Si cambiamos a cualquiera de ellos por el que juega en un equipo de mitad de la tabla en su misma posición, seguramente ganaríamos.

Quiero argumentar con esto que las fuerzas están completamente desequilibradas. ¿En estas condiciones se puede ganar al Real Madrid? La respuesta es sí, siempre que no sea un derby. Un equipo como el Levante o la Real Sociedad que sale supermotivado ante el Madrid puede ganarle con estas armas, pero es que a un derby el Real Madrid también sale motivado con lo que, a igual motivación, resulta prácticamente imposible ganarle con semejantes argumentos. Ya puede Simeone inculcar coraje, fuerza, apelar al espíritu de Futre o de Gárate, ya puede insuflarles testiculina hasta el nivel que cada uno estime conveniente. No es bastante. Si esto no fuera un deporte sería imposible. Como esto es fútbol y a veces pasan cosas raras, que éste Atleti gane al Madrid es sólo altamente improbable. Si además el Madrid se juega la liga…

Con estos antecedentes y los que todos conocéis de fuga de cerebros y de saldo de talentos en las orillas del río, el partido fue un reflejo de lo único que podía ser. Una primera parte en la que el Atlético plantó cara a un Madrid que salió a tantear al rival y que pudo terminar con empate a cero de no ser por un error garrafal de un portero que, tras una temporada brillante, hace la estatua en el momento de la verdad ante un lanzamiento de falta flojito y mal ejecutado de Ronaldo. El lanzamiento de la megaestrella fue defectuoso por más que los comentaristas y los adoradores blancos canten un golazo de su ídolo. El gol subió al marcador gracias a una cantada de Courtois de las que hacen época. Cualquier juvenil del Cáceres puede meter un gol de falta como ese si le ponen de portero una estatua de La Piedad.

En la segunda parte, supongo que tras la arenga del Cholo, el Atleti sale a por todas y lo borda durante quince minutos hasta que mete el gol del empate. Yo, supongo que como muchos aficionados, me estaba frotando los ojos incrédulo. Con una hora de partido, el atlético le seguía jugando al Madrid de tú a tú. Pero ese fue el momento que aprovecho el Madrid para hacer lo que mejor sabe, ante un rival que se había desfondado, el Madrid empezó a mover la pelota y el Atleti a convertirse en perseguidores de sombras. Como además tiene una serie de cracks que el Atleti no tiene, llegó el segundo de Cristiano. Este sí fue un golazo. Su marcador le dio tres metros y dos segundos para pensar y el portugués, tan chulo y tonto como buen jugador, la puso donde ni siquiera los dos metros de Courtois estirado podían llegar. Se puede criticar al Cholo por no mover el banquillo antes del derrumbe del equipo pero, cuando miras al banquillo y ves lo que hay, te das cuenta de por qué Simeone no lo mueve más a menudo. Tras el gol, lo que quedaba de partido yo ya lo había visto. Un Atleti arrinconado en su área y un Madrid volcado. Godín que comete un penalti de los que, hombro contra hombro, no es penalti pero que hombro contra espalda no le queda más alternativa al árbitro que pitarlo. Un penalti innecesario que sentenciaba el partido. Y luego el cuarto, cuando ya la defensa estaba tan desfondada como el resto del equipo.

En resumen, al Madrid le bastó desgastar al contrario durante una hora para, en quince minutos, imponer su calidad y machacar como hacen los grandes. El Atleti jugó a ser grande mientras las fuerzas aguantaron y se pudo frenar la calidad a base de agallas y pulmones pero demostró su nivel durante la media hora final. Insisto, yo este partido ya lo he visto muchas veces, y ante el Madrid, el Barcelona muchas más. No podemos culpar a los jugadores por no tener una calidad que nunca han tenido. No podemos culpar a Simeone, que juega sus malas cartas lo mejor que puede. Todos sabemos quienes son los culpables. La prensa deportiva, salvo honrosas excepciones, a sueldo siempre de los que mandan y empeñados en que nadie denuncie el problema real, hablarán hoy de un Madrid imparable que jugó muy bien, de un Atleti que rindió bien pero tuvo mala suerte, de los errores de Courtois y Godín, de que si entra tal gol o no entra tal otro, pero estoy seguro de que no señalarán con el dedo a los responsables de que se haya abierto este abismo entre los dos equipos.
  • Courtois (2): Hizo un par de paradas de mérito pero se comió el solito el primer gol y pudo hacer algo más en el segundo si hubiera estado mejor colocado. Su peor partido en mucho tiempo. 
  • Juanfran (4): Luchó como un jabato parando durante gran parte del partido al mejor Ronaldo de la temporada. 
  • Perea (1): Sus cantadas ya son famosas en toda Europa. Tan rápido como torpe, no tiene ni idea de jugar el balón con el pie. 
  • Godín (1): Ya van dos penaltis absurdos en los momentos decisivos. En Zaragoza, su idiotez nos costó dos puntos. Ayer, que el Madrid sentenciara. 
  • Filipe Luis (3): Defendió con criterio y se sumó al ataque con acierto en ocasiones, aunque dejó ver sus limitaciones. 
  • Gabi (4): Gran partido de Gabi. Movió bien el balón y presionó las subidas del Madrid. 
  • Tiago (3): Muy buena primera parte del portugués. Luchó hasta la extenuación e hizo su papel… hasta donde llegaron sus fuerzas. 
  • Arda (3): Este jugador tiene una calidad innegable, coraje y garra, pero no destaca precisamente por crecerse en los partidos importantes. 
  • Diego (4): El mejor del Atlético. Dejó ver su calidad y creó peligro con sus pases al hueco. Demostró que es un gran jugador y que, por lo tanto, va a durar muy poco en este equipo. 
  • Adrián (4): Adrián hizo un buen partido aunque es innegable que no está al nivel de hace unos meses. Tiene una calidad incuestionable pero le falta madurar para llegar a ser el crack en que promete convertirse. Genial en el pase del gol. 
  • Falcao (4): Bregó con los centrales del Madrid, les hizo ganarse el sueldo para defenderle y marcó un gol de habilidad. 
  • Koke (2): El primer recambio del Cholo demostró la diferencia de calidad que existe entre los titulares y los suplentes de este Atlético tan cortito de plantilla. 

En resumen, sigue la racha de victorias del Madrid en los derbis y seguirá mientras el Atlético continúe siendo un equipo cogido con alfileres y construido según los intereses económicos de los delincuentes que le dirigen. Quien manda en la sociedad es una persona que se mueve exclusivamente por intereses económicos, no deportivos, y eso se nota. 

A Gil Marín le da exactamente igual que su empresa sea un equipo campeón o un equipo mediocre, lo único que le preocupa es ganar dinero con ella en la forma que sea: Haciendo giras absurdas, con el marketing, publicitando en su camiseta al mejor postor o, su preferida, comprando y vendiendo jugadores a través de los mismos representantes de siempre para obtener rentabilidades en comisiones ocultas. Mientras esto siga siendo el Atlético de Madrid, no podrá nunca plantarle cara aun club que elige a su presidente cada cuatro años y que busca el éxito deportivo por encima de cualquier otra meta.

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