lunes, 3 de septiembre de 2012

At.Madrid 4 - Chelsea 1


Anoche regresamos de la tierra de las monarquías de cuento y las cuentas corrientes de muchos ceros con la sensación de haber engordado varios kilos de la satisfacción de haber sido parte de un trocito de la historia gloriosa de una de nuestras pasiones, el Atlético de Madrid. El cuentakilómetros parcial del coche, ese que puse a cero cuando todo era aún una ilusión marcaba nada más y nada menos que 2.853 Kilómetros. Casi tres mil kilómetros hechos en cuatro días por las tierras a través de Aragón, de Cataluña y de los puñeteros enfants de la patrie (cada día me dan más asco los franceses) para ir a ver una nueva final europea del glorioso. El cansancio se hacía notar pero la alegría, manifestada en cada gasolinera en la que coincidíamos con otros atléticos que venían de hacer el mismo esfuerzo, era superior a todo lo demás. 

 La filosofía, la de una economía de crisis. Jamón y salchichón de Salamanca, ensalada campera en el tupper-ware, nevera repleta de cervezas y coca-colas a precio español para visitar e país donde parece que los Bentley los regalan con los paquetes de madalenas. Encuentros y abrazos con amigos que comparten la misma pasión en medio de una pequeña ciudad de un aún más pequeño país que rebosa encanto por los cuatro costados. En definitiva, lo mismo que predicaba el Cholo entre los jugadores, combatir los millones de euros y el despilfarro económico del multimillonario Abrahamovic con pasión y con lucha como armas. Con cojones, en definitiva. 

Pese a tener enfrente al todopoderoso y multimillonario Chelsea que lleva gastados este año en refuerzos ciento un millones según los medios oficiales, pese a la descapitalización del Atlético que ha vendido para hacer caja y se ha reforzado poco y mal, la impresión en toda la afición de que el partido se iba a ganar.   Cualquiera desde fuera debiera pensar lo mismo que los ejércitos romanos que asediaban la aldea de Asterix y Obelix, pero los atléticos pensábamos ‘Están locos estos romanos’ cuando veíamos a los escasísismos seguidores del Chelsea pensando que nos iban aganar. 

En las calles, en el ambiente, en el estadio y en las ganas, como siempre, goleada a favor. Entre la afición un comentario inapelable e incontestable: ‘El Atleti todas las finales las juega en casa’. El mini-estadio de Mónaco, tan enano y coqueto como el país, parecía una sucursal del Calderón. Medio estadio abarrotado de rojiblancos. Medio estadio, el que correspondía a las entradas de los londinenses, con más asientos visibles que colores azules de los hooligans. Desconozco si en la televisión se apreciaba la diferencia tanto como en el campo pero la comparativa entre las aficiones arrojaba un saldo muy negativo para el Chelsea, tanto que daba hasta pena contemplarlo. 

En lo meramente deportivo, dos equipos que saltan al campo ya de una forma completamente distinta. Cara de concentración absoluta en los jugadores atléticos, sin una sonrisa, sin un saludo. Sólo una idea en la cabeza, la de aprovechar la oportunidad histórica ante la que están y llevarse de vuelta a casa un título europeo. En el Chelsea, supongo, algo de incredulidad ante el colorido del estadio y la sensación de que van a jugar el partido en un ambiente adverso. 

Suena el silbato del árbitro y pocos minutos de tanteo. Apenas cinco minutos de medir fuerzas y distancias y, tras ellos, el Atlético se vuelca a por el partido. Y lo hace a tumba abierta, siguiendo a la perfección las consignas del Cholo. Viendo el partido, me parece haberlas oído en el vestuario. Los centrales, una muralla infranqueable, los laterales, estiletes que creen peligro por las bandas, el centro del campo, presión asfixiante al contrario y a recuperar balones, Arda a poner la imaginación y el toque en la salida conduciendo las contras, Adrián a abrir huecos con los desmarques y Falcao, a rematar a puerta cualquier melón que le llegue. El Atleti interpreta la melodía como una orquesta perfectamente acompasada por la batuta de Arda y Koke. Y tarda poco en llegar el primer zarpazo del Tigre. Un pase de Filipe que Falcao remata al larguero como señal de aviso de que esto va en serio y de que la próxima irá dentro. Un desmarque al hueco, un pase perfecto, y Falcao que no perdona. Todo empieza dejándome la sensación de haber visto antes esa película, hace pocos meses, en Bucarest, y de que sé cómo termina, quién es el asesino, Falcao, y quién el muerto, el que se le ponga enfrente. Pero el Atlético, como en ese mismo guión que yo ya creo haber visto, no afloja. Sigue con la misma táctica, y como si quisiera repetir al dedillo ese mismo guión de Rumanía, Koke asiste a Falcao, que marca un segundo gol de escándalo, por la escuadra. La afición termina de explotar y el volumen del estadio, que ya parecía estar al máximo desde el principio del encuentro, sube aún un nivel más. 

El Atlético parece bajar un poco el ritmo pero lo que está haciendo en realidad es interpretar el segundo movimiento de la melodía, el de esperar a la contra al rival. Llegan un par de oportunidades clarísimas que no terminan en gol. Gabi y Adrián no consiguen batir al portero fallando el remate cuando ambos lo tenían todo a favor, pero el Atlético no desespera y sigue con la melodía que, sin duda, tiene bien ensayada. Y cuando parece que se va a llegar al descanso con el 2-0, Arda mete un balón al desmarque de Falcao que, de nuevo, marca el tercero. Delirio absoluto en las gradas, primeros gritos de Campeones, Campeones y Falcao que en sólo 45 minutos ha hecho un hat-trick al todopoderoso Chelsea. Cech se toca el casco con cara de no acordarse dónde ha dejado aparcada la moto y Torres mira a la grada rojiblanca de reojo viendo la celebración a la que esta vez no puede unirse. 

Tras el descanso, el Atlético tiene que realizar el primer cambio en los primeros minutos de la reanudación dando entrada al Cebolla Rodríguez por un Adrián que acusa molestias y que da muestras de no estar aún recuperado del todo de las medias lesiones que le han acompañado todo el verano. El Atlético sigue con el guión y, como colofón de la melodía, Miranda marca el cuarto. Hasta aquí, el partido del Atleti, que decide descansar y disfrutar de la victoria a partir de ese momento. La final está ganada, el Chelsea prácticamente noqueado y la afición en éxtasis. El 4-0 demuestra que el Atlético ha barrido a los ingleses del campo, incluso humillándolos con su juego, y el equipo baja el pistón. Llega el gol de la honrilla del Chelsea obra de Cahill en un saque de esquina. Lástima que no fuera Torres porque el gol habría sido celebrado por la parroquia rojiblanca, sin duda, como si de gol propio se tratara. 

  • Courtois (3): Fue un espectador de lujo. No intervino prácticamente en el juego y, cuando lo hizo, actuó con acierto. 
  • Juanfran (4): Milagrosamente recuperado en tiempo récord de su esguince de rodilla, volvió a ser el lateral de las mejores tardes. Defendió bien y se sumó al ataque con mucho acierto. 
  • Miranda (4): Gran trabajo defensivo ocupándose a la perfección de los delanteros contrarios y, como rubrica a su actuación, marcó el cuarto del Atlético. 
  • Godín (4): Muy buen partido. Junto a Miranda, no dejaron respirar a los Mata, Torres y Hazard. 
  • Filipe Luis (5): Demostró una vez más que es pieza clave en el Atlético. Defiende con contundencia y en ataque es un extremo más. Gran partido del brasileño que vuelve por sus fueros. 
  • Mario (5): Cuando Mario funciona, lo hace el equipo, y en las finales se sale. Recuperó multitud de balones, no permitió la creación del Chelsea y fue el amo del centro del campo. 
  • Gabi (3): Buen partido de Gabi, acompañando bien en la presión pero aportando poco en la creación de juego. 
  • Koke (5): Se multiplicó siendo el tercero en la presión, junto a Gabi y Mario y adueñándose del balón a la hora de crear juego. Impresionante lo que está creciendo desde que llegó Simeone al banquillo. 
  • Arda (4): Jugó muy bien, aportó imaginación, cayó a las bandas cuando el equipo lo requería e hizo que nadie se acordara, al menos ayer, del juego de Diego. 
  • Adrián (3): Acompañó bien las jugadas, dirigió con acierto un par de contras, se desmarcó bien arrastrando a los centrales para abrirle huecos a los demás, pero está aún lejos de su mejor forma. Está tocado y se nota. Le vendría bien un descanso para que pudiera empezar la temporada en condiciones. 
  • Falcao (5): Qué puedo decir del jugador que marcó un hat-trick, del crack que se fabrica él sólo los goles, del 9 del momento, del mejor jugador del partido en las dos finales, del jugador que se crece en los momentos importantes… Es un auténtico killer del área. El problema, que su cotización ha subido al infinito con una directiva cuyo único objetivo es hacer caja. 
  • Cebolla (3): Entró a principios de la segunda parte sustituyendo a Adrián y demostró que es un jugador de equipo, que se sacrifica en defensa y lo intenta incansablemente en ataque. Es uno de esos hombres que no llaman demasiado la atención pero que son muy importantes para el equipo. 
  • Raúl García (-): Dos años después volvió a una final y, como en Hamburgo, lo hizo para levantar una copa. 
  • Emre (-): Para los incrédulos como yo, Emre existe. Si juega al fútbol o no, ya lo veremos, porque el viernes no dio tiempo a verle. 



No exagero (o quizás un poco sí) si digo que es el mejor partido de la historia del Atlético. No exagero (o quizás un poco sí) si afirmo que Falcao ha demostrado ser el mejor 9 del momento. No exagero (o quizás un poco sí) si confieso que lo vivido en Mónaco es uno de los mejores momentos de mi vida. No exagero (o quizás un poco sí) si confieso que me siento un pedazo de historia del Atlético habiendo apoyado a mi equipo desde la grada en la consecución de su segunda Supercopa europea. No exagero (o quizás un poco sí) si sentencio que el Atlético es el equipo que más rinde en las finales y mejor las juega. No exagero (seguro que no) si proclamo que el Atlético es el equipo que tiene la mejor afición del mundo.

Para terminar, algunas reflexiones en voz alta. El viernes vivimos, por cuarta vez en tres años, un sueño. El sábado despertamos, por cuarta vez en tres años, sabiendo que el sueño era realidad. 
Quique Sánchez Flores dijo hace dos años que lo que había pasado en 2010 tardaría 40 años en volver a pasar. Cholo ha venido para dejarle mal. Gracias a ambos. 
Frente a las declaraciones de Quique, Gabi prometió el sábado volver a Neptuno. Es la diferencia entre alguien que simplemente es un profesional y alguien que siente los colores del Atlético en lo más hondo. 
De los titulares en Hamburgo en 2010 contra el Fulham (De Gea, Ujfalusi, Domínguez, Perea, Antonio López, Assunçao, Raúl García, Reyes, Simao, Agüero y Forlán), ni uno solo estaba en el once titular de Mónaco 2012 y solo uno, Raúl García, sigue en el equipo. Un equipo campeón vendido o liquidado a precio de saldo. El milagro del Atlético a pesar de sus dirigentes, es no solo difícil de explicar o digerir, sino que es digno de una tesis doctoral. 
Todo el carrusel de fichajes que al final han llevado a los cuatro títulos europeos comenzó gracias al dinero que dejó en las arcar rojiblancas el traspaso de Torres al Liverpool. Sin ese traspaso y el sacrificio del capitán rojiblanco, al que habría gustado seguir en SU Atleti, nada de esto habría sido posible. Gracias Torres. 
Lo de la directiva no me cabe en una sola reflexión. Tras leer los elogios a Gil Marín en el Marca por haber traído a Falcao al Atleti, lo que pienso lo escribiré en otro post.

2 comentarios:

  1. Gran análisis Javier. Gracias por darnos tu visión a los que no pudimos estar presentes, por TV no se vive igual.

    Alberto, ex BO (por si te acuerdas) y seguidor de tu web.

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    1. Gracias, Alberto. Por supuesto que me acuerdo, y me alegro muchísimo de que un atlético de pro siga mi web.
      Un fuerte abrazo, y a ver si conseguimos vernos pronto.

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